Al hablar de fraude, me he acordado de un caso bastante sonado. No recordaba el nombre, lo he tenido que buscar, pero me han aparecido enseguida varias publicaciones. En su momento se calificó como "falso arquitecto", (prefiero omitir el nombre) que durante años ejerció como arquitecto en España sin tener el título habilitante, firmando proyectos, dirigiendo obras e incluso dando clases, hasta que fue denunciado por el Colegio Oficial de Arquitectos. El escándalo no fue solo legal, sino también profesional: muchas de sus intervenciones presentaban irregularidades, y algunas afectaban a edificios patrimoniales.
Me parece un caso extremo de fraude dentro de la práctica profesional de la arquitectura, aunque quizá se escapa del ámbito de la investigación cientifica.
Otro caso conocido, más vinculado al ámbito académico, fue el de artículos sobre urbanismo y sostenibilidad publicados en revistas científicas indexadas que resultaron ser generados con herramientas automáticas como SCIgen (programa que genera textos con apariencia científica). Aunque estos casos fueron detectados a tiempo, ponen de manifiesto cómo incluso en las áreas de diseño, historia o teoría arquitectónica pueden producirse fraudes o manipulaciones, especialmente cuando se persigue publicar sin un verdadero rigor.
Tras revisar el material de la asignatura y conocer estos ejemplos, sí me siento más consciente de que el fraude está más cerca de lo que uno imagina. No se trata solo de grandes escándalos, sino de pequeñas prácticas deshonestas: falsear datos de levantamientos, copiar proyectos sin citar fuentes, exagerar el impacto de una intervención… Este tipo de reflexión resulta necesaria, porque muchas veces se piensa que en arquitectura “no puede pasar”, y claramente sí pasa. Además, a veces nos hace preguntarnos si vale todo para alcanzar un fin... Pero para eso hay que tener pocos escrúpulos...
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